De Colesterol y Grasas Saturadas.

El lunes leí en el diario una noticia sobre un hombre que padece Obesidad Mórbida, en la ciudad de Calama, en el norte del país. Pesa 224 kilos. Se llama Patricio Barbosa, y tiene 36 años. Cuenta con tristeza, que comenzó a engordar desde los 18 años, cuando una desilusión amorosa, lo llevó a consolar su pena con la comida. Lo que más le da pena es que la gente lo mira con asco, y hasta ese mismo día de la entrevista una mujer le gritó guatón asqueroso. Cuenta además que recién el año pasado, cuando pesaba 250 kilos, se dió cuenta que estaba gordo, y que se compró una motocicleta por que los choferes de transporte público, no lo llevan por su gran volúmen y peso. Agrega que no tiene polola, y que al principio le costó mucho encontrar trabajo por que nadie le quería dar. Hoy está con nutricionista, para poder bajar de peso y hacerse un bypass gástrico a fin de terminar con esta situación.

Ante esta historia, lo que más podría intrigar a los lectores, es cómo no se pudo dar cuenta que pesaba un cuarto de tonelada, hasta hace solo un año. Si uno usa ropa, es en lo primero que uno se da cuenta, pues si hace un año cabías en un jeans, y ahora no, eso quiere decir algo. O cuando caminaba, ¿nunca se dio cuenta que le costaba cada vez más?.

La verdad es, que la Obesidad es una enfermedad del cuerpo y de la mente. Uno se acostumbra tanto a verse como está que no se da cuenta que no está bien como se ve.

La Obsesidad trae muchos problemas con el funcionamiento del cuerpo, las arterias se tapan con colesterol, la presión sanguínea se eleva, el corazón se resiente, y sobre todo, existe una carga emocional, pues a pesar de que no te sientes bien y no te ves bien, sigues "echandole al buche" como si el mundo se fuera a acabar, o sea "Viviendo para comer y no Comiendo para vivir".

El rechazo social, por estos lugares del mundo se hace visible en todo. Desde la ropa que usas, el trato que recibes de la gente y el bombardeo de imágenes que te dicen en la cara.."Si eres gordo, eres feo".

Cuando uno - si, soy rellena, y qué le vamos a hacer - va a una tienda de ropa, lo más seguro que no encuentre nada bonito con la talla XL, y la talla L, parece M. Para ponerte una polera L, tendrías que comprar dos y ponerte una por delante y la otra por detrás, y si tienes la genial idea de preguntar por tallas grandes, las vendedoras tienen el tino de mandarte al sector de los trajes de vieja, donde si cabes, pero no con estilo.

La vida de un gordo es triste, a pesar de que dicen que los gordos somos felices. La alegría que demostramos, la risa fácil, la broma a flor de boca, es solo una forma de actuar, para poder entrar y permanecer en un grupo social. El gordo que dice que si es feliz, y siempre lo ha sido, debe tener alguna pena por allí escondida, pero a sabido olvidarla. Somos seres con sentimientos, por lo que una palabra, una burla o un comentario mal intencionado afecta siempre.

Lo bueno es que Patricio, ha tomado una decisión. Quiere cambiar la vida que llevaba, adicto a las grasas y el colesterol. Yo también lo hice, hace un mes que estoy en un Programa de Obesidad, que tiene el Consultorio Orlando Letelier, acá en mi comuna (El Bosque), donde un equipo multidiciplinario, de kinesiologos - son los que nos torturan con la gimnasia - nutricionistas - esos que nos quitan lo rico y nos dan lechuga a cambio - y psicologos - de esos que les gusta conversar mucho - te apoyan, te guían y ayudan a combatirla, por que la lucha contra la Obesidad, es igual, que la que llevan a cabo los drogadictos y los alcoholicos, el problema es de la mente también, pues muchas veces vemos en la comida un refugio, un consuelo, un hobbie. Vemos con normalidad nuestro cuerpo y nuestra manera de rellenarlo.

Hasta hoy, he bajado 4 kilos, y reducido mi abdomen 11 centímetros, es un logro para mi, porque ya me había acostumbrado a mi imágen redondita, a ir a las tiendas y buscar ropa que pudiera ponerme, y no, ropa que a mi me gustaba.

Al fin y al cabo, esto no lo hago para verme bien, ser modelo, o por que los canones de belleza lo exigen, lo hago por que tengo un angelito a quien cuidar, que me necesita sana, y que necesito disfrutar, poder jugar con él sin morir de una taquicardia, y correr por el pasto sin temor de que me de un infarto. Lo hago por mi, porque necesito vivir, y vivir bien.

Necesito sentirme bien conmigo, y reencontrarme nuevamente, sentirme linda, cosa que hasta ahora no he podido sentir.