miércoles, 10 de octubre de 2007

De Fantasmas Reales

Si bien mucha gente no cree en fantasmas, es por que nunca han tenido alguna experiencia, pues estan tan empecinados en no creer que no son capaces de darse cuenta que desde un rincón, alguien los esta mirando.
En mi casa siempre ha habido algo. No sé si es bueno o malo, pero como aún no ha hecho nada espantoso, pienso que solo son almas que pasan sin saber que se atraviesan en las VIDAS de los vivos.
Si, algunas veces se han escuchado cosas extrañas. Desde suspiros hasta palabras. Cosas que se mueven sin que nadie las haya tocado, miles de objetos que desaparecen y que luego aparecen en los lugares más increíbles.
Mis experiencias son bastantes. Aunque nunca he tenido contanto directo con ellos.
He visto gente que no debería estar, como por ejemplos a mencionar:
  1. Una dama vestida con un vestido azul, parecía de principios de siglo, teniendo en cuenta la moda de esos tiempos. Mi Hijo dormía una siesta de la tarde, después de una terrible noche, pues estaba enfermo. Tenía una bronquitis espantosa que loo mantuvo con vomitos y malestar generalizado. Yo lo acosté en la cama, arropado y cerca de la ventana, para que el calor del sol lo mantuviera calientito, junté la puerta y fui al comedor. Sin embargo en una de las pasadas para ver como se encontraba, vi a esta mujer, junto a mi hijo, mirandolo, con la cabeza agachada, no le vi su rostro, pero parecia mirarlo detenidamente. Yo solo miré, luego, me devolvi al comedor y se lo comente a mi madre. Ella obviamente no me creyo. Lo más increíble fue, que al otro día mi niño se despertó mucho mejor, con mejor semblante y con sus pulmones más despejados.
  2. A mi tía María, que vivió por lo menos 2 años en mi casa, y que murió hace poco, la vi sentada en mi cama, observando a mi hijo. El era muy pequeño, no debía tener mas de 3 meses y dormía en su cuna. Ella estaba alli, sentada, con su falda negra y su chaleca fuxia, con su cabello corto y sus manos delgadas. Lo miraba con tal embelezo que casi entro en la pieza a conversar con ella, era tan real.
  3. A mi abuela, la vi salir de su pieza, poco después que ella falleciera. Iba como siempre lo hacía, apoyandose en la muralla, iba al baño.
  4. He visto a gente y he sentido cosas, como cuando me exiliaron de mi pieza y tuve que cambiarme al living con camas y petacas. Alli, una noche, me desperto un ruido, y cuando intente dormirme nuevamente, algo comenzó a tirar de la ropa de la cama. Nunca había sentido tanto miedo en mi vida, sobre todo, que cuando uno es presa del pánico, la voz se apaga y la garganta se aprieta imposibilitandome el grita, ni siquiera un gemido salia de mi boca.
  5. Un fantasma no lo vi aqui. Lo vi en el negocio de Felipe. mi pareja y padre de mi hijo. Mientras hacía mis tareas de cajera, escuche ta claro como el agua, el sonido que hacen los zapatos de vestir de hombre (esos que tienen la suela lisa) en el suelo de baldosa, al volverme vi la figura de un hombre alto y delgado, que llevaba puesto una chaqueta cafe, pantalones y una camisa cerrada hasta arriba pero sin corbata, que obseraba desde la puerta que da a la cocina. Yo no lo conocía, asi que el susto fue peor. Sin embargo, conversando con Felipe, y según como se lo describí, la figura que vi, fue la de su bisabuelo, que quizas pasaba revista de como se estaban llevando los negocios.
  6. Se ven nubes blancas deambular por la casa, y lo que más susto medio una vez, y que ahora ya me he acostumbrado, es a que me tiren la ropa, como si quisieran que uno los mirase, que uno tomase atención de ellos. La primera vez casi mori de la impresión, ahora no. Ya me acostumbre.
  7. Tengo tantos fantasmas, y experiencias que tendría que estar muchas más horas sentada aquí, creo que las otras historias las guardaré para mis nietos o para comentarlas después de tomar té, en las tardes de invierno, a la luz de una lámpara, en los momentos de vejez, para así dejar historias de viejitos para nosotros, los viejitos.

De todos mis fantasmas, ninguno me ha hecho daño, y se los agradezco en demasía. Vivo con la esperanza y la desesperanza de verlos y no verlos, es que muchas veces me asustan de verdad. Sin embargo, estos fantasmas tan reales, me hacen recordar a estas personas (solo a los fantasmas que conozco, obviamente) que quise mucho y que amo siempre. Y lo principal es que me hacen pensar de que después de la muerte hay algo más.

Saludos y Oraciones de Descanso, a mis Fantasmas Reales.-

De Mis Penas

No tengo historias de muertes aterradoras, ni de falta de cariño. De hecho tengo el amor de mi familia y con eso deberia quedarme, teniendo en cuenta que mucha gente ni siquiera tiene eso.
Dicen que hay eventos que trauman. No sé si estoy traumada, no tengo claro si las cosas que viví afectaron mi forma de tomar los asuntos de la vida y llevar mi propia vida por el camino correcto eligiendo bien, con razón, con sentimientos claros.
Los niños que viven en un ambiente violento ¿Serán violentos en su adultez?, Si vieron a sus padres golpearse, pelear a gritos, tirarse cosas por la cabeza, ¿Serán adultos sin control de ira, que gustan de golpear a sus parejas, a sus hijos o a sus mascotas?
Mis padres pelearon por muchos años. Vi golpes, escuché gritos, esquivé objetos que por arte de magia adquirian vida propia y capacidad para volar y que recorrían la casa de rincón a rincón...
Yo no soy golpeadora, sin embargo, cambié el descontrol de ira, por la incapacidad de defenderme. Me transformé en una esponja absorve todo, incapaz de derramar mi contenido salvo en los momentos en que el caos me llena la vida y decido, por salvataje propio echar afuera esta "mierda" que me carcome a diario a través de las lágrimas.
Si, soy una llorona empedernida, pero creo que eso es lo único que me mantiene viva y con una salud mental más o menos estable, teniendo en cuenta que cuando pareciera que ya nada puede ser peor, las cosas empeoran.
Las lágrimas son mi salida más sana, mas cercana, mas economica y mas salada que tengo para dejar de llenarme de problemas propios y ajenos, es que pagarle a un psicologo que no sabe lo que uno piensa realmente, las cosas que soporta, la vida que le toca, no vale la pena.
Las penas que tengo son muchas, mis penas personales, son demasiadas.
Me criaron con la idea que el fracaso es lo peor, que todo tiene que estar bien, empezar bien y terminar mejor. Cuando me enfrento al fracaso, es para mi, como si se acabara el mundo.
Llevo cerca de 4 años (si no me equivoco) tratando de salir del hoyo en que quedé después de que me echaran de la Universidad, es que llevaba mi tiempo adentro, sacandome la cresta estudiando, haciendo miles y niles de informes, trabajos, investigaciones, prácticas, observaciones, para poder al fin llegar al último semestre, después de tanto estrés, después de poner todo lo mejor que yo podia ofrecer, para que, simplemente me echaran.
Es horrible llegar a tu primer día de clases y encontrarte con que no tienes clases, no vas ha tener clases ahora ni nunca. La carta en que se me cominicaba esta situación la tenía mi jefa de carrera, a mi casa no llegó, no estaba preparada para eso, no en ese momento, no cuando me quedaba un semestre con los dos últimos ramos.
Creo que fue la primera vez que tuve claro que estaba frente a un ataque de pánico, recurri a la psicologa del campus, la que me dio un sedante, llame a mi madre por que yo ya no podia moverme, experimentaba la sensacion de que en cualquier momento me iba a morir, que me daría un paro cardíaco, que me daba un infarto cerebral, que me iban a explotar las tripas y que nadie me podía sacar de alli, que el suelo se transformaba en un abismo infinito y que de a poco, como en la arena movediza, en camara lenta, me iba hundiendo, y cayendo a un lugar sin fondo, a un limbo interdimensional.
Estoy intentando salir de ese hoyo, pero me cuesta, sobre todo teniendo en cuenta de que por haberme echado, perdí todo lo que habia estudiado. No tienen validez los 6 años que estudié, no tengo título, no tengo trabajo, no tengo experiencia laboral, no tengo dinero...lo único que tengo son deudas y necesidades que gracias a Dios he podido solventar con ayuda de mi familia.
Mis penas son muchas, pero todos los días me levanto, aunque hay días en que no levantaría la cabeza de la almohada. Tengo que intentar sobrevivir al fracaso, a la necesidad, a la imposibilidad de llevar a cabo algunas de mis metas, por lo menos en estos momentos. La lucha es dura y la vida el dura, pero también es larga, o por lo menos eso es lo que quiero pensar, que mi vida me dará el tiempo suficiente para poder lograr mis objetivos, llegar a la felicidad que busco incansablemente y dar lo mejor de mi, y que los demás vean que si soy capaz de cosas buenas y grandes y que no soy otra pulga más en la cola del perro.
De mis penas quiero aprender, eso es lo que me ayuda a vivir, a convivir con mis penas, a revivir De Mis Penas.