jueves, 3 de enero de 2008

De Mi Angelito


Todos tienen un cable a tierra. El mío es mi angelito , mi hijo, nacido de mis entrañas y que me costó parir, casi 8 horas.

Vino al mundo a las 19:20 horas de un día 21 de Agosto de 2004. Ese día Massú y Gonzalez sacaban la cara por Chile, en alguna parte de esta esfera verde-azul.

Nació pesando 2,670 kg. y midiendo 47 centímetros. Cualquiera diría que era muy chiquito para causar tanto dolor, pero mi esperiencia dice, que un parto seco - rotura de bolsa, sin tener trabajo de parto - es demasiado doloroso, tan grande, que se podría comparar con el dolor de los cálculos bilares a la décima potencia.

Su Apgar - Este exámen médico permite evaluar rápidamente la condición física de los recién nacidos después del parto y para determinar la necesidad inmediata de cualquier tratamiento adicional o emergencia médica - del primer minuto fue de 1 puntos, y a los 5 minutos subió como flecha a 9 puntos, lo que me lo sacó de su Stan By, momentáneo, pues tuvo sufrimiento fetal, lo que conllevó a variados problemas posteriores, como una Torticolis Congénita, Hemangiomas, Hemorragias en sus ojitos. Todo salió bien, solo que le costó un poco partir.

Tuvimos un largo primer semestre, con muchas idas a kinesiólogos, para que le hicieran terapia, para recuperar la movilidad de su lado izquierdo.

Fuimos a Dermatólogos para tratarle sus Hemangiomas - que es una acumulación anormal de vasos sanguíneos en la piel o en los órganos internos- que tenía en su carita de luna, otro en su oreja y uno más difuso en su nalga izquierda, medicado con corticoides, y además unas cuantas visitas más al nutricionista - mi niño es delgado como un tallarin - al pediatra y al neurólogo.

A pesar de todos los obstáculos que el comienzo de su vida le puso, ha crecido de forma alarmante, no engorda para nada, por lo que sigue siendo mi flaquito rico.

Este año que pasó, empezó a ir al Jardín Infantil, y vi como el tiempo pasa tan rápido y como absorve información como una esponja. Su cerebro está siempre activo, y sus sentidos sobrexcitados con tanta información, funcionan de forma sigilosa, incluso, escuchando cuando parece estar absorto en otra actividad.

Dormimos juntos, abrazados en los primeros minutos del sueño, y terminamos uno en cada extremo de la cama, por que tenemos un dormir demasiado desordenado. Nos agarramos a besos y a empujones, pues nuestra vida sin molestarnos mutuamente, no sería vida sin esta actividad tan didáctica.

Nos gritamos, nos detestamos, nos acariciamos y tambien vemos televisión juntos. Nos pegamos, y nos abrazamos. Nos amamos por que nos conocemos. Nos reconocemos desde el primer minuto, puesto que nos sentiamos el uno dentro del otro. Sus pequeños pies saturaron mis costillas con incontables saltos acrobáticos intrauterinos, y mis caricias suaves en la barriga recorrían centimetros de mi piel, músculo, líquido amniótico hasta su propia piel.

Yo no podría vivir sin el, por que él es mi sangre, mis huesos.

Son sus ojos los faroles que inundan mi existencia con su luz.

Su sonrisa es la que me permite respirar.

Sus lágrimas son el líquido que acaricia mi corazón y me hacen sentir lo pequeño y vulnerable que puede llegar a ser.

Su Voz, es la canción de un ave en la mañana, que rodea, vuela, expresa, llena y despierta mi vida.

El es vida que salió de mi, silenciosa y dolorosa, que alimenté con mi sangre y respiró por mis pulmones.

Él es canción, él es milagro, el nació para pelear siempre, para luchar y lograr.

El se llama Gabriel, que significa "la fuerza de Dios".

Nació más allá que acá, pero peleó por el oxígeno que necesitaba, y con un grito ahogado, avisó al mundo, que había llegado él, el que puede más, y él que además me llena la vida y me empuja a seguir, para estar bien, para seguir aquí, para poder disfrutar de todo lo que el mundo nos tiene preparado a los dos.

Hoy él es mi ancla al mundo, es mi horizonte con puesta de sol.

Él, es vida para vivir. Mi vida vive para y por él.

Si tienes un hijo, sabrás que sus ojos son nuestros ojos, y que valen su peso en el material más caro del mundo multiplicado por 10...10 infinitos.

Para mi angelote, todo mi amor, mi corazón y mi alma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me consta, por lo que hemos hablado más de alguna vez, que no ha sido fácil lo del nacimiento de Gabriel...pero se mantiene firme como tu cable a tierra, lo que siempre es bueno. No te das cuenta cuando él empieza a empujar también el carro de tu existencia.

Saludos cordiales.